|
Es evidente que la lengua mediante la que nos comunicamos, es decir, la lengua real, es muy compleja, tanto que no es posible controlarla por un sistema automatizado. Así pues, lo que pretende mostrar el trabajo presentado a continuación es cómo no es suficiente la revisión de los diferentes textos que puedan escribirse o traducirse en la vida cotidiana, mediante la única utilización de correctores automáticos, ya sean ortográficos o gramaticales.
Por una parte, estos correctores son muy útiles ya que facilitan el trabajo a un corrector humano que se dedique a repasar los textos con el fin de detectar posibles errores. Pero por otra parte, el trabajo realizado por estos verificadores ortográficos y gramaticales no es del todo eficiente, que es lo que se intentará demostrar mediante este trabajo además de tratar de especificar los casos en que puede resultar eficiente y en los que no.
Los textos utilizados en esta práctica están en vasco y han sido extraídos del periódico Gara, datado el 14 de enero de 2000. Se ha intentado localizar el mayor número posible de errores de todo tipo con el fin de demostrar cómo en numerosas ocasiones estos correctores no tienen éxito a la hora de localizar cierto tipo de errores como el de ciertos aspectos de la puntuación, repeticiones o errores semánticos.
El trabajo consta de 50 errores en los que se especifica el tipo de error en que se pueden clasificar. Cada error consta de una posible corrección y de un comentario así como de una solución que trate de evitar este tipo de errores en un futuro. También se adjuntan en una hoja aparte los fragmentos de periódico de donde se han extraído los errores.
Debido a la ausencia de un corrector automático en vasco, el trabajo ha sido realizado teniendo en cuenta los errores que posiblemente dicho corrector automático hubiera localizado. Es importante añadir que a pesar de que se ha utilizado una serie de diccionarios en lengua vasca, es muy probable que ciertos errores consten de diferentes soluciones dependiendo de las fuentes utilizadas. Esto se debe a que la lengua vasca es una lengua que ha sido normativizada hace no muchos años, lo que indica que, todavía hoy en día, existen muchos aspectos que aún no están totalmente fijados. Por ello, me atrevería a decir que el vasco es una lengua en constante evolución y cuyas reglas varían frecuentemente. Sin embargo, esto no implica que cada uno deba escribir de la manera que considere más oportuna (como se hacía aún no hace mucho), ya que para ello se creó el euskara estándar, llamado euskera batua, dotado de una ortografía y de reglas gramaticales. En la realización de este trabajo, me he dado cuenta de que es importante cuidar el uso del llengua escrita, ya que me he encontrado que en muchas ocasiones, muchos de los errores encontrados procedían del mismo artículo, por lo tanto, también del mismo autor. Esto pone de manifiesto, que o bien unos autores escriben mejor que otros o bien sólo unos de ellos son los que utilizan los correctores.
De esta manera y como ya se ha dicho, este trabajo pretende demostrar la utilidad de los correctores automáticos, pero a su vez, remarca la importancia de la utilización de correctores humanos que puedan detectar ciertos tipos de errores. Pero, dichos correctores no pueden localizar todo tipo de errores debido a que la lengua real es muy variable y está en constante evolución. En definitiva, y como se ha dicho al principio, la lengua real es demasiado compleja para los correctores automáticos y por ello requiere también de un corrector humano.
Redacció: Mireia Garmendia Rodriguez (31-1-2000)
Edició: Berta de Dios Garcia (5-6-2000)
Per tornar a l'índex, cliqueu sobre el far:
Per comentaris i observacions, poseu-vos en contacte amb Lluís de Yzaguirre ( de_yza@upf.es) |