Decisiones
previas
Al elaborar una obra lexicográfica, lo primero que se tiene
que hacer es establecer el tipo de diccionario que se pretende crear
ya que esto condicionará todas las decisiones que se tomen
respecto a la superestructura, la macroestructura y la
microestructura. Para determinar el tipo de diccionario, se tienen
que cruzar distintas variables, sobre el número de lenguas, la
selección de las entradas, el tipo de soporte, la
orientación normativa o descriptiva, la orientación
temporal, el tipo de información contenida, la forma de
presentación de los datos, las dimensiones de la obra, los
tipos de usuarios y las funciones.
En primer lugar, el lexicógrafo tiene que
decidir el tipo de diccionario en relación con el
número de lenguas. Se trata de un elemento fundamental
ya que condicionará enormemente la estructura del diccionario.
Las opciones que presentamos en este caso son las siguientes:
- Diccionario monolingüe: se trata de un
diccionario que describe las unidades de una lengua mediante esta
misma lengua. Los diccionarios monolingües
prototípicos son los diccionarios generales de lengua pero
también pueden incluirse en este grupo los diccionarios de
aprendizaje monolingües. Se suele considerar que la
información más importante es la semántica
--transmitida mediante definiciones--, pero también
incluyen otro tipo de informaciones (gramatical,
pragmática, etc.).
- Diccionario bilingüe: es un tipo de obra
lexicográfica que pone en relación el vocabulario de
dos lenguas a través de equivalentes y se destina
principalmente a la comprensión o a la producción de
textos en lenguas extranjeras. Los diccionarios bilingües
pueden ser bidireccionales o monodireccionales: en el primer caso,
se puede acceder a la información desde cualquiera de las
dos lenguas y las informaciones tienen el mismo peso en ambas; en
el segundo caso, sólo se puede consultar el diccionario en
una dirección y una lengua está priorizada.
- Diccionario bilingualizado: son diccionarios
basados en diccionarios monolingües en los que se ha
traducido totalmente o parcialmente la información situada
a la derecha del artículo, que habitualmente corresponde a
la definición. Suelen ser adaptaciones de diccionarios
monolingües, fruto de las necesidades de profesores y
estudiantes de lenguas extranjeras, y se conocen también
como diccionarios puente ("bridge bilingual").
- Diccionario plurilingüe: los diccionarios
plurilingües ponen en relación el vocabulario de
varias lenguas, generalmente mediante equivalentes.
El siguiente paso en el proceso de
definición del tipo de diccionario tiene relación con
la selección de las entradas. Así pues, el
lexicógrafo puede elaborar un diccionario general de lengua o
bien un diccionario específico por varios motivos.
- Diccionario general de lengua: pretende recoger
una muestra representativa de las unidades léxicas de una
lengua, aunque no es una tarea fácil por la dificultad de
determinar qué es lenguaje general y qué es lenguaje
de especialidad. Estas obras suelen ser típicamente
monolingües y pueden servir para varias finalidades.
- Diccionario específico: un diccionario
específico no pretende ofrecer una selección
significativa de unidades de la lengua general sino que establece
unos filtros a la hora de seleccionar las entradas. Una
posibilidad es seleccionar todas las unidades de una área
temática concreta (diccionario específico por la
temática), pero también se pueden tener en
cuenta otras variables que dan lugar a una gran variedad de
diccionarios (diccionarios específicos por otras
cuestiones). Nos referimos a los diccionarios de frases
hechas, de argot, de extranjerismos, de falsos amigos, de nombres
propios o de neologismos, por ejemplo.
La tercera decisión que debe tomar el
lexicógrafo hace referencia al tipo de soporte en el que se
presentará la información del diccionario.
- Papel: hasta hace poco era el soporte habitual
de la información, que se presentaba organizada
alfabéticamente o temáticamente en un orden
secuencial. Utilizar el papel implica una serie de restricciones
de espacio pero, a pesar de ello, es el sistema de consulta
tradicional y, según el tipo de usuario al que se dirija la
obra, puede despertar menos reticencias.
- Electrónico: también se puede
presentar la información en formato electrónico, ya
sea en un CD-ROM o en Internet, por poner dos de los ejemplos
más habituales. Estos sistemas permiten almacenar grandes
cantidades de información con datos no sólo
textuales sino también gráficos y acústicos.
Es el medio ideal para obras que ocupan mucho espacio ya que el
acceso es mucho más rápido. Por otro lado, gracias
al hipertexto se puede concebir un producto no lineal y se puede
llegar a la información por muchas vías y a
través de búsquedas muy variadas. Las posibilidades
de explotación son mayores pero también exigen un
usuario más acostumbrado a trabajar con productos
informatizados.
Evidentmente, también se puede dar el caso de que un
lexicógrafo quiera ofrecer un producto en formato papel y en
formato electrónico al mismo tiempo. Esto aún
tendrá más implicaciones ya que el producto se
tendrá que modificar y adaptar debido a las distintas concepciones de los
dos sistemas.
A continuación, el lexicógrafo
tiene que optar por elaborar un producto con una
orientación descriptiva o bien con una
orientación prescriptiva o institucional:
- Orientación descriptiva: los diccionarios
con una orientación descriptiva recogen el uso
lingüístico sin la voluntad de establecer lo que es
normativo aunque pueden incluir información de este tipo.
Sin embargo, por el mero hecho de tratarse de un producto
publicado por una institución es evidente que los
diccionarios adquieren cierto valor social.
- Orientación prescriptiva: las obras
lexicográficas de orientación prescriptiva o
institucional no ponen el énfasis en el uso sino en la
norma. Su voluntad es prescribir el uso que se considera normativo
y suelen estar elaborados por la autoridad lingüística
de la tradición lexicográfica correspondiente.
La quinta decisión previa que
ayudará a configurar las características del
diccionario tiene relación con la orientación
temporal.
- Orientación sincrónica: los
diccionarios de orientación sincrónica describen la
lengua en el momento en el que se produce el diccionario.
Lógicamente también incluyen unidades que tienen
valor histórico, pero tienden a priorizar las palabras del
momento.
- Orientación diacrónica: las obras
con esta orientación describen la lengua de un periodo de
tiempo limitado que el lexicógrafo determina. Dentro de los
diccionarios con orientación diacrónica se pueden
distingir los etimológicos y los históricos: los
etimológicos se remontan al origen de las palabras
enfatizando la forma original de la palabra; los
históricos, por su lado, describen la evolución de
las unidades a lo largo del tiempo.
A continuación, se tiene que establecer
el tipo de información que contendrá el
diccionario.
- Información lingüística: un
diccionario puede proporcionar información
lingüística, es decir, información sobre rasgos
propiamente lingüísticos como la pronunciación,
la grafía, las características gramaticales, el
significado, los valores de uso y las relaciones con otras
unidades del léxico. Las obras lexicográficas que
sólo contienen información de este tipo son los
llamados diccionarios lingüísticos.
- Información enciclopédica: una
obra también puede dar información
extralingüística, referente al contexto cultural,
social, político, económico, histórico, etc.,
que connota y complementa la palabra del diccionario. Las obras
que enfatizan esta información son las enciclopedias.
A medio camino de unas obras y otras encontramos los diccionarios
enciclopédicos, que incorporan información
lingüística y enciclopédica.
En esta toma de decisiones previas se tiene que
definir la forma de presentación de la
información, que subdividimos en gráfica y visual. La
elección de una opción u otra también tiene
implicaciones en la elaboración del diccionario.
- Gráfica: es la forma de
presentación tradicional, en la que la información
se vehicula mediante unidades de la lengua.
- Visual: la información se proporciona
mediante dibujos agrupados temáticamente. Este sistema se
suele utilizar para sustantivos (generalmente concretos) ya que
los sustantivos abstractos y las unidades de otras
categorías son más difíciles de representar
visualmente.
El paso siguiente hace referencia a las
dimensiones del diccionario. La extensión del
diccionario se suele contar por el número de entradas aunque
es un sistema discutible porque la información proporcionada
por diccionarios con el mismo número de entradas puede variar
considerablemente. A pesar de ello, es una variable imprescindible
que se debe definir previamente por la incidencia que tiene en
decisiones posteriores como la selección de la nomenclatura.
- Grande: se considera un diccionario
grande el que tiene unas ochenta mil entradas.
- Mediano: un diccionario mediano tiene
aproximadamente unas cuarenta mil entradas.
- Pequeño: un diccionario pequeño
consta de unas mil entradas.
A continuación se debe establecer
el tipo o tipos de usuarios a los que se dirigirá el
diccionario. El público al que se destinan los diccionarios es
un grupo muy heterogéneo, constituido por un sector de
población muy amplio, que tiene intereses variados y que usa
los diccionarios con finalidades muy distintas. Teniendo en cuenta
que el objetivo de este proyecto es que el lexicógrafo puede
diseñar, redactar y editar cualquier tipo de diccionario, es
necesario que la clasificación de usuarios propuesta sea lo
más abierta posible de modo que todos los usuarios posibles
estén representados.
- Especialista: se incluyen en este grupo
investigadores y profesionales de áreas que no sean la
lingüística, pero también traductores
especializados y redactores científicos que no formen parte
del grupo de mediadores lingüísticos.
- Público en general (consultor
esporádico): son consultores que utilizan
los diccionarios ocasionalmente para resolver dudas o problemas
puntuales. Se incluye el público en general así como
los usuarios que tienen limitaciones en la lengua propia debido a
situaciones de enseñanza y aprendizaje deficientes.
- Estudiantes de lengua nativos: en este grupo se
encuentran los usuarios que están aprendiendo su propia
lengua. Suelen estar en cursos de enseñanza obligatoria y
llevan a cabo actividades de lengua, fundamentalmente en el
ámbito escolar.
- Estudiantes de lengua no nativos: los usuarios
de este grupo están aprendiendo una lengua extranjera y
utilizan los diccionarios para producir y entender textos en esta
lengua.
- Estudiantes de especialidad: los usuarios de
este grupo están en fase de aprendizaje de una
especialidad, generalmente en módulos profesionales o en
cursos universitarios.
- Mediadores lingüísticos:
formarían este grupo filólogos, traductores,
intérpretes, correctores, etc., usuarios con un buen
dominio de la lengua del diccionario que buscan información
lingüística especializada.
- Niños: son usuarios que reclaman
diccionarios de formato poco complejo que incorporen
información básica.
- Turistas: son usuarios que se encuentran durante
un periodo de tiempo generalmente corto en un sitio donde se habla
una lengua de la que tienen un conocimiento nulo o bajo y que
necesitan una herramienta que les facilite la comunicación.
Los diccionarios tienen por función
cubrir las necesidades de los usuarios, que los utilizan con
finalidades distintas, de modo que la adecuación de los
diccionarios a las necesidades de los usuarios es uno de los aspectos
que se debería tener en cuenta en el diseño de
cualquier diccionario. En consecuencia, sería necesario que
los diccionarios se especializaran por funciones y que se
determinara el tipo de finalidades que persiguen los usuarios en la
consulta de obras lexicográficas. Las funciones que se
tendrían que prever son como mínimo las siguientes:
- Producción: la finalidad es producir
textos en una lengua o en más de una lengua.
- Comprensión: el objetivo es comprender un
texto de una lengua.
- Corrección: la finalidad es encontrar y
corregir errores de un texto, aplicar criterios de
corrección y conocer las convenciones gráficas y
usar signos convencionales.
- Prescripción: las obras que se destinan a
esta función se suelen consultar para conocer y usar una
lengua fijada normativamente. Las actividades más
habituales son detectar el léxico normativo aplicable y
valorar las marcas de normatividad.
- Enseñanza: la finalidad es aprender
lengua y los usuarios suelen utilizar los diccionarios con esta
finalidad para buscar significados, definir palabras y producir
comentarios léxicos y semánticos.
- Entretenimiento también se pueden
elaborar diccionarios destinados al entretenimiento, es decir,
diccionarios que se utilizan en actividades lúdicas.
- Divulgación: cumplen esta función
las obras de carácter más especializado que sirven
para la transmisión de conocimiento especializado a
usuarios que no son especialistas.
Una vez tomadas todas estas decisiones, el lexicógrafo ha
establecido el tipo de diccionario que elaborará y dispone de
unos parámetros para definir cómo será la
superestructura, la macroestructura y la microestructura.