Sea por DIos, dijo Sancho, que yo cristiano viejo soy, y para ser conde esto me basta. Y aún te sobra, dijo Don Quijote, y cuando no lo fueras, no hacía nada al caso, porque siendo yo el rey, bien te puedo dar nobleza sin que la compres ni me sirvas con nada, poruqe en haciéndote conde, cátate ahí caballero, y digan lo que dijeren, que a buena fe que te han de llamar señoría, mal que les pese. Y montas, que no sabría yo autorizar el litado, dijo Sancho. Dictado has de decir que no litado, dijo su amo. Sea así, respondió Sancho Panza. Digo que le sabría bien acomodar, porque por vida mía, que un tiempo fui muñidor de una cofradía, y que asentaba tan bien la ropa de muñidor, que decían todos que tenía presencia para ser prioste de la mesma cofradía. Pues ¿qué será cuando me ponga un ropón ducal a cuestas, o me vista de oro y de perlas a uso de conde extranjero? Para mí tengo que me han de venir a ver de cien leguas. Bien parecerás, dijo Don Quijote; pero será menester que te rapes las barbas a menudo, que según las tienes de espesas, aborrascadas y mal puestas, si no te las rapas a navaja cada dosíapor lo menos, a tiro de escopeta se echará de ver lo que eres.


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